Vivir lejos de casa.

Muchos seres vivos migran para sobrevivir. ¿Por qué los humanos serían diferentes?
Muchos seres vivos migran para sobrevivir. ¿Por qué los humanos serían diferentes?

Escuchando un podcast, aquí mi marido y mi hijo dirían, “ohhhh ¡Qué raro, tú escuchando un podcast!” Pero, ¿qué le vamos a hacer? ¡Me encantan!. El tema de este era vivir en el exterior, vivir lejos de tu casa, cultura, familia, etc.

Llevo más de la mitad de mi vida lejos de mi familia, madre, padre, hermanos. Para mí, vivir lejos ha sido una opción y una elección. No es lo más sencillo del mundo, porque los cambios son muchos. Incluso dentro del mismo país, como fue mi caso cuando me mudé a Barcelona, una ciudad enorme en comparación con Palma. Recuerdo que cuando llegué a Barcelona con mis maletas y mi vespita (para quien no sepa una moto scooter italiana), fui incapaz de conducirla por un mes debido al miedo que me daba el tráfico de esa ciudad. Me sentí un poco perdida, pero fue mi elección estar allí.

Lo mismo ocurrió cuando decidimos vivir en Brasil, otra elección. Claro que me sentí perdida, asustada, con ganas de volver, pero todos los cambios provocan esto: dudas, miedos, incertidumbres, pero también desafíos, alegrías, aprendizajes y otros muchos sentimientos que quizás no experimentaría en mi zona de confort… o sí, eso nunca lo sabré.

Cuando llegué aquí, lo primero que me sorprendió fue que es un país de contrastes, no solo por las diferencias sociales, sino por cómo algo supermoderno puede coexistir con algo viejo. Por ejemplo, los autobuses tienen un sistema de pase modernísimo, pero aún hoy tienen catracas y algunos sin aire acondicionado (esto está cambiando). Edificios enormes y, de repente, encontrarte con gallinas de camino al colegio. Increíble de como la naturaleza convive con las construcciones y eso es una de las cosas que me encanta de aquí.

Las personas son amables y te abrazan. Aunque los españoles somos efusivos y nos gusta el contacto, no nos abrazamos como aquí. Al principio me sorprendió, pero ahora lo he adoptado. Otra cosa es que cuando te invitan a tomar un café, siempre hay un bizcocho en la mesa o algo rico para comer. Y podría seguir contando cositas pero lo dejaré para otra ocasión.

Mi reflexión vino después de escuchar en la radio a una persona de Senegal que cruzó el mar en un barco de pesca, fue devuelto a su país más de tres veces, se jugó la vida otras tantas, y dejó su país para poder alimentar a su familia. ¿Será que esas personas que vienen de países considerados en desarrollo tienen la misma experiencia que yo? Ya te respondo: NOOO. Pero no quiero ir tan lejos ni con realidades tan distantes. ¿Será que las personas que llegan a otros países desde un país en desarrollo como Brasil (pero que es una potencia) son tratadas igual que yo por ser de Europa?

¿Será que una venezolana o boliviana será tratada como yo aquí en Brasil o en otra parte del mundo? Y ya no estoy hablando del color de la piel, sino solo de la nacionalidad. Y casi sin dudar ya te contesto que no, porque cuando digo que soy de España la gente coloca una sonrisa en su rostro y se llena de curiosidad. Y sin ir más lejos los europeos podemos entrar en EEUU sin visado cosa que otras nacionalidades no pueden… entonces ya tenemos aquí una discriminación.

Y aunque soy europea, no hace muchos años los españoles éramos considerados la África de Europa y ser español era una categoría inferior para Europa. Ser inmigrante no es fácil para nadie, pero ser inmigrante para otros es muchísimo peor.

Así que la próxima vez que veamos a alguien que ha dejado su país, ya sea por elección o necesidad, conozcamos su historia seamos empáticos, yo elegí cambiar de país pero cuantos no quieren salir de su país pero las situaciones les obligan. ¿Podemos ponernos en sus zapatos e intentar sentir lo que ellos sienten? Quizás ahí es donde comienza el verdadero entendimiento.

Y el entendimiento comienza con la compasión que no es nada más que la empatía en acción.

Comparte el post:

Otras Publicaciones

plugins premium WordPress