Los Juegos Olímpicos son el espectáculo más visto y esperado del planeta. Todos estamos de acuerdo en que las Olimpiadas van más allá del deporte. No solo porque durante este evento hablamos de deportes que muchos de nosotros apenas conocemos, sino porque de repente ganan importancia para nosotros. Quizás porque es una de las pocas ocasiones en las que estos deportes pueden traernos una medalla.
Dime, ¿entre Olimpiada y Olimpiada, sabes algo sobre vela, judo, tenis de mesa o skate? Probablemente, la respuesta sea no. Solo escuchamos hablar de estos deportes cuando llega este momento, y está bien, no es una crítica. Yo hago lo mismo: sé todo sobre el Barça, pero no sé nada sobre Carolina Marín, una de las atletas más condecoradas en diferentes Olimpiadas y la única mujer no asiática en subir al podio en su disciplina. Y lo sé porque estamos en época de Olimpiadas.
Pero no quiero hablar solo de deportes, sino de lo que estos generan a nivel físico y mental, tanto para los deportistas de alto rendimiento como para nosotros, simples mortales. El deporte genera empatía. Estas Olimpiadas han sido las primeras en las que la salud mental y las emociones han tenido un protagonismo destacado. Hemos oído hablar de empatía, compasión y cuidado con los demás.



Las Olimpiadas comenzaron con la gran Celine Dion cantando, a pesar de su grave enfermedad que le impide hacerlo con regularidad. ¿Qué sentimos? Empatía, ganas de abrazarla (compasión), emoción… Y qué decir de la ENORME Simone Biles, que tuvo la valentía de abandonar los Juegos Olímpicos por su salud mental. En ese momento, todos sentimos empatía por ella. Nadie quería que perdiera, y aunque no ganara medallas, ya había ganado en nuestros corazones. La mayoría apoyó su decisión, mostrando una forma de compasión.
Inolvidable también fue cuando Biles perdió ante la COLOSAL Rebeca Andrade y se arrodilló ante ella en señal de respeto. Este acto demuestra una profunda empatía, entendiendo lo duro que es el deporte y celebrando la victoria de otra atleta. ¡Maravillosas!

La empatía también se vio cuando una atleta china subió al podio con un broche de España, en apoyo a Carolina Marín tras su lesión de rodilla. ¿Quién no quiso abrazar a Bia (Brasil, judo) cuando empezó a llorar tras haber ganada la medalla de horo? ¿Qué debía estar pasando por su cabeza en ese momento?
El deporte, en general, nos ofrece empatía y compasión, mostrándonos que para llegar a algún lugar necesitas trabajar duro, sacrificar muchas cosas, y que en una fracción de segundo puedes perderlo todo. La compasión no significa pensar “pobrecito”, sino tender la mano y decir “¿qué podemos hacer para volver?”.
Seguramente, Simone seguirá trabajando para vencer a Rebeca, Celine intentará volver a cantar, y Carolina querrá seguir intentando para volver a jugar. Pero estoy segura de que no se puede conseguir sin compasión, sin que antes de intentarlo de nuevo haya alguien a tu lado que diga “estoy aquí contigo”.