La Prisa de Vivir y el Valor del Presente

PRISA
Vísteme despacio que tengo prisa.

Qué prisa tenemos en la vida, ¿verdad?

Vivimos apresurados, deseando que todo pase, y cuando finalmente sucede, nos encontramos deseando que no hubiera pasado. Los seres humanos somos complejos en este sentido. Por ejemplo, cuando tenemos un hijo, queremos que sonría, que gatee, que corra, que hable… en definitiva, que crezca. Pero cuando crece, nos quedamos recordando lo bonito y divertido que era cuando era pequeño, y muchas veces dejamos de ver al maravilloso niño o adolescente en el que se está convirtiendo. Tal vez se enfrenta a desafíos o a veces nos resulta difícil, pero debemos observar ese proceso como algo único, porque realmente lo es.

Esto no solo pasa con nuestros hijos; también lo experimentamos con nosotros mismos. ¿Cuántas veces nos decimos: “Cuando tenía 20 años, esto y aquello”? Pero ya no tenemos 20 años, y aunque esa etapa fue única, ahora estamos aquí, en este momento, y esta etapa también lo es. Nos pasamos mucho tiempo en el pasado y también mucho en el futuro. Y dime, ¿alguien ha regresado del futuro para decirnos que es mejor? Nuestro cerebro es planificador y optimista, pero todavía no es mago. Así que el futuro, un día, será nuestro presente, pero ahora nuestro presente es hoy.

Esto no significa que no debamos planificar unas vacaciones, ahorrar dinero para el futuro o pensar en nuestros sueños. Pero no deberíamos sufrir por lo que aún no ha sucedido y que ni siquiera sabemos si pasará. Muchas veces sufrimos y sufrimos, y no hacemos nada para evitar que pase. Estar presente es tomar las riendas de tu vida. Pregúntate: ¿Qué puedo hacer hoy para tener una vejez más tranquila? ¿Cómo puedo aprovechar a mi hijo ahora? Porque no sabemos qué pasará después, y como ya sabemos, cuando nuestro hijo sea mayor, echaremos de menos su adolescencia, así como ahora echamos de menos su etapa de bebé.

La vida es como un carrete que gira constantemente, como en la historia del anciano que tejía hilos dorados, donde cada hilo representaba un momento. Si nos concentramos demasiado en los nudos del pasado, el hilo se enreda; si miramos demasiado hacia adelante, se estira y se rompe. La clave está en mantener un ritmo constante y disfrutar de cada vuelta del carrete como si fuera única.

Para saborear la vida y disfrutar del momento, podemos enfocarnos en cosas simples que nos conectan con el ahora: escribir, pintar, lavar los platos con atención plena, sentir el agua y el jabón en las manos, o simplemente respirar y ser conscientes de nuestros sentidos. Cada acción, por pequeña que sea, se convierte en una oportunidad para estar presentes.

Recuerda: saborea la vida, disfruta del momento, porque es lo único que tenemos seguro. Vivir el presente no es solo una filosofía; es un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia quienes nos rodean. Es apreciar cada etapa, cada risa y cada desafío como algo único, porque verdaderamente lo es.

Comparte el post:

Otras Publicaciones

plugins premium WordPress