Hoy quiero contarte algo que me ocurrió y que me hizo cambiar la manera de enfrentar los contratiempos.
Recuerdo que solía enfrentar momentos de frustración con una gran dureza hacia mi misma.
Cuando algo no salía como esperaba, acababa gritando e insultándome, eran momentos de gran tensión, creando un ambiente incómodo para todos los que estaban a mi alrededor, incluido mi hijo.
Sin embargo, al introducir el mindfulness en mi vida, comencé a darme cuenta de cómo mis acciones afectaban a mi hijo, quien comenzaba a imitar mi comportamiento.
¿Sabes qué cambió?
Decidí tomar el control de mis reacciones.
Ahora, cuando algo se cae en la cocina, algo se me quema, rompo algo o pasa alguna cosa, en lugar de perder el control, respiro profundamente y me repito:
“Soy humana, puedo cometer errores”.
Este cambio no solo mejoró mi actitud y bienestar personal, sino que también tuvo un impacto positivo en mi hijo. Al aprender a manejar las situaciones con calma y compasión, él dejó de imitar mi actitud, lo cual me alegra, ya que no era el ejemplo que deseaba transmitirle.
Este cambio fue uno de los que yo experimenté y no solo me benefició a mí sino a mi familia.
¿Qué cambios positivos podrías experimentar y promover para aquellos a tu alrededor al integrar el mindfulness en tu vida?
Gracias por estar aquí
Con cariño
Raquel