¿Te has dado cuenta alguna vez de cuántas cosas realizas en tu día a día?

Esas son tus fortalezas.
Esas son tus fortalezas.

¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre todas las cosas que hemos realizado a lo largo de nuestra vida, incluso a lo largo de un año, un mes o incluso un día? 

El ser humano es un animal que realiza tanto las mejores como las peores acciones. Pero no me centraré en el ser humano en general, sino en los seres individuales.

¿Te has dado cuenta alguna vez de cuántas cosas realizas en tu día a día?

Algunas las haces mejor que otras, algunas las disfrutas y otras las haces a disgusto. Sin embargo, pasamos por estas actividades sin valorarlas, como si fueran simplemente normales, especialmente aquellas en las que tenemos cierta facilidad.

Pero es importante reconocer que aquellas cosas en las que tenemos más facilidad son nuestras fortalezas, son aquello en lo que somos buenos y que disfrutamos haciendo.

 A menudo, no sabemos cuáles son nuestras fortalezas, ya sea porque no fueron valoradas en su momento, generalmente por nuestros padres, profesores u otras personas de nuestras vidas.

O porque nos enfocamos en mejorar nuestras debilidades en lugar de potenciar nuestras fortalezas.💪💪💪

Durante mucho tiempo, nos han instado a mejorar en áreas que no eran nuestras fortalezas, mientras que no se le daba importancia a aquello en lo que destacábamos. 

Por ejemplo, cuando éramos niños, podían asignarnos un profesor de matemáticas para mejorar en esa área, pero no siempre se nos brindaba apoyo para mejorar en comunicación, aunque esa fuera nuestra fortaleza. A menudo éramos reprendidos por hablar o castigados por ser curiosos. verdad?

La parte buena es que las cosas están cambiando, hay maps espacio y apertura para enseñarnos nuestro potencial!! Y es por eso que yo te pregunto ¿cuántas veces  te has permitido reconocer tus propias fortalezas sin sentirte culpable, engreído o incluso un poco creído?

Es un grave error no reconocer nuestras fortalezas, ya que solo podremos destacarnos cuando hagamos las cosas en las que somos realmente buenos. 

Por lo tanto, te propongo un ejercicio: toma papel y lápiz y escribe aquellas cosas que te gustan, que disfrutas haciendo y en las que sobresales con facilidad y sin gran esfuerzo. Esas son tus fortalezas.

Para ser más eficiente y alcanzar la excelencia, es fundamental conocer en qué somos buenos y trabajar para potenciar esas habilidades. No debemos sentir falsa modestia ni vergüenza al reconocer nuestras capacidades; al contrario, debemos sentirnos orgullosos de ellas.

Gracias por estar aquí

Con cariño 

Raquel

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